Una mujer de mediana edad
hace una extraña guardia delante del único asiento libre
en un vagón de Metro repleto de gente
hasta la bandera
en plena hora punta.
La señora sostiene entre sus manos un libro titulado "Todo pasa por algo"
de cuyas páginas no aparta la vista ni un instante,
mientras silabea para sí frases con el mayor interés.
Tan absorta estaba, que no veía, a pesar de tenerla delante,
a la joven que acaba de entrar
cargada de bolsas y llevando con dificultad a su hijo
en el costado.
La azorada joven, se planta esperanzada frente a la ninguneadora
para preguntarle por tres veces si iba a sentarse, pero la susodicha
seguía a lo suyo, haciendo gala
-cual soldado orgulloso
que mantiene imperturbable
su semblante ante las increpaciones del gentío-.
El resultado fueron cuarenta segundos de estupor generalizado en el vagón,
tras los cuales, los boquiabiertos viajeros de todas las nacionalidades, edades, sexos, y condición religiosa -que puede haber en el país del tamaño de un vagón de Metro-,
se levantaron como
centellas de sus asientos para cederle el sitio
a la joven, más perpleja aún si cabe ante el comportamiento de una congénere
que, por otra parte,
si el lector -que no presenció la escena- se lo pregunta,
sí estaba en sus cabales.
miércoles, 27 de abril de 2016
sábado, 16 de abril de 2016
De donde yo soy!
Una vivaracha niña de unos siete años
de pelo negro azulado,
espera el turno en la frutería
junto a su madre adoptiva.
Y, mientras, celebra con gestos cada cosa que ve,
va diciendo a su mamá el montón de cosas que tienen que comprar
porque "no les queda de nada";
La pequeña va nombrando con voz saltarina todo aquello que recorren sus enormes ojos:
plátanos, fresas,
aguacates y peras...
De pronto alcanza con su vista unas preciosas uvas
de color verde amarillo,
y el tendero replica con un guiño,
que vienen de la India.
¡¡¡¡Ay va... de donde yo soy!!!! -dice exultante desplegando una sonrisa
que deja al descubierto una peculiar hilera
de farolillos muy blancos, -algunos a medio encender-
Y mientras, ella sentía con orgullo el privilegio
de que su adorada y lejana patria
estuviera ahí, en ese preciso instante
justo a su lado...
de pelo negro azulado,
espera el turno en la frutería
junto a su madre adoptiva.
Y, mientras, celebra con gestos cada cosa que ve,
va diciendo a su mamá el montón de cosas que tienen que comprar
porque "no les queda de nada";
La pequeña va nombrando con voz saltarina todo aquello que recorren sus enormes ojos:
plátanos, fresas,
aguacates y peras...
De pronto alcanza con su vista unas preciosas uvas
de color verde amarillo,
y el tendero replica con un guiño,
que vienen de la India.
¡¡¡¡Ay va... de donde yo soy!!!! -dice exultante desplegando una sonrisa
que deja al descubierto una peculiar hilera
de farolillos muy blancos, -algunos a medio encender-
Y mientras, ella sentía con orgullo el privilegio
de que su adorada y lejana patria
estuviera ahí, en ese preciso instante
justo a su lado...
miércoles, 30 de marzo de 2016
Abandonos
Una imagen de antaño
proyecta el fortuito encuentro entre dos parejas:
El marco, un restaurante perdido
en una frondosa y conocida localidad del norte,
A los dos jóvenes matrimonios -que se conocían de vista, de la gran ciudad-
les lleva tan solo unos segundos saludarse efusivamente,
y dedican el resto del rato a ponerse al día:
uno de los matrimonios está recién casado
y el otro, tiene dos niños pequeños.
Enseguida intercambian los teléfonos.
El del padre de familia, sin duda, era un teléfono peculiar, a tener en cuenta
para un futuro lejano,
pues, no es habitual conocer a alguien que trabaja en el
departamento de decesos de una compañía.
A los pocos años de aquello,
una de las dos esposas recordó amargamente aquél -otrora bello- encuentro e hizo uso del insólito contacto
por el fallecimiento menos pensado:
el de su marido.
De otro lado, la otra mujer sufría su infierno particular:
su cóyuge la abandonaba, sin más,
a ella y a sus retoños,
para incorporarse de facto a otra familia
con hijos.
martes, 23 de febrero de 2016
Criiic criiiic sostenido
El sonido de grillo,
-ese peculiar, inconfundible y oxidado
criiic-criiic sostenido procedente de un columpio-,
me hace subir nuevamente al balancín aquél
de hierro en forma de barca
en el que solían mecerse dos niñas, casi iguales,
vestidas de blanco,
delicadamente peinadas con llamativas coletas y abultados flequillos...
Y, por un rato, dentro de aquél artefacto suspendido en el espacio,
-lejos del pie a tierra-,
las dos hermanas se volvían inabarcables
como soberanas sobrevolando un ignoto altiplano...
viernes, 19 de febrero de 2016
Sonidos de estío
En mitad de una tarde invernal
el sonido de una avioneta
-repentinamente familiar-
se desliza hasta mí
atravesando con estrépito murallas de murmullos.
Y, de pronto, llega el verano
desde las apartadas cumbres de aquellos recuerdos lejanos:
son estíos de antaño,
llenos de vacaciones en el mar por un mes entero
en los que
avionetas surcaban el aire
soltando un reguero
de balones y gorras,
mientras nosotros agitábamos desde el agua
los brazos
apresurando nuestras pesadas piernas sumergidas
como podíamos
hacia la caza
de algún obsequio llovido del cielo...
el sonido de una avioneta
-repentinamente familiar-
se desliza hasta mí
atravesando con estrépito murallas de murmullos.
Y, de pronto, llega el verano
desde las apartadas cumbres de aquellos recuerdos lejanos:
son estíos de antaño,
llenos de vacaciones en el mar por un mes entero
en los que
avionetas surcaban el aire
soltando un reguero
de balones y gorras,
mientras nosotros agitábamos desde el agua
los brazos
apresurando nuestras pesadas piernas sumergidas
como podíamos
hacia la caza
de algún obsequio llovido del cielo...
viernes, 12 de febrero de 2016
Alas de papel
Arriba en lo alto,
en plena estera magenta
destaca un revuelo de tonos blancos...
Alas de papel
que el viento agita con fuerza
haciéndolas formar en cículos amplios.
Parece que hubieran sido arrojadas
a una suerte de vaivenes
-cual puñado de hojas sin valor-
desde una extraña papelera
al contenedor celeste.
en plena estera magenta
destaca un revuelo de tonos blancos...
Alas de papel
que el viento agita con fuerza
haciéndolas formar en cículos amplios.
Parece que hubieran sido arrojadas
a una suerte de vaivenes
-cual puñado de hojas sin valor-
desde una extraña papelera
al contenedor celeste.
martes, 9 de febrero de 2016
Linea continua
En el centro,
las calles de Madrid prácticamente huelen solo
a comida.
Una linea continua
de humeantes establecimientos cuyo reclamo
es ofrecer a todas horas
hamburguesas, tacos, tapas,
comida regional,
Kebabs y Woks,
bocadillos de calamares, entresijos...
Y entre medias, un característico aroma a dulces y churros,
pone a cubierto
las franjas de desayuno y merienda.
No se respira otra cosa.
Incluso hay un museo temático
-con decenas de jamones colgados-
venerado por menos propios que extraños,
quienes señalan esta visita de rigor
como el mejor sustitutivo
del mismísimo Prado.
las calles de Madrid prácticamente huelen solo
a comida.
Una linea continua
de humeantes establecimientos cuyo reclamo
es ofrecer a todas horas
hamburguesas, tacos, tapas,
comida regional,
Kebabs y Woks,
bocadillos de calamares, entresijos...
Y entre medias, un característico aroma a dulces y churros,
pone a cubierto
las franjas de desayuno y merienda.
No se respira otra cosa.
Incluso hay un museo temático
-con decenas de jamones colgados-
venerado por menos propios que extraños,
quienes señalan esta visita de rigor
como el mejor sustitutivo
del mismísimo Prado.
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