domingo, 3 de noviembre de 2019

Como para entonces: reflexión con un ojo puesto en el futuro

Con un ojo puesto en el futuro, auguro vagones diferenciados en el Metro de Madrid como respuesta a la falta de unos mínimos exigibles de civismo debido al uso indiscriminado de tecnología entre los viajeros:

"Como para entonces la convivencia en espacios públicos reducidos  habría vuelto inconjugables los casos cívico y tecnológico, las autoridades competentes habrían adoptado medidas drásticas alejadas de los típicos tópicos cartelitos poblados de muñequitos del país de barriguitas animando a ceder el sitio, a escuchar música con cascos, a no apostarse en las puertas, a no..., a no...,  a no...  

De tal modo que en un espacio tan reducido y superpoblado como el Metro de Madrid, los convoyes se dividirían en vagones cívicos y vagones tecnológicos, debidamente señalizados para permitir una clara disociación entre sí.

En los cívicos solo estaría permitido el uso de libros electrónicos (quien para entonces lea en papel, bravo por él), quedando terminantemente prohibido cualquier tipo de ruido o música dimanante de aparatos electrónicos de cualquier pelaje.

En los vagones tecnológicos, por el contrario, todo el mundo podría permanecer con los ojos pegados a sus pantallas de móvil sin necesidad de levantar la vista; Nadie tendría que interactuar con nadie y  ser molestado para ceder el sitio o apartarse de la puerta (lugar este de querencia por antonomasia para adeptos yonquis del móvil). Es más, todos podrían escuchar extasiados la horripilante música, las continuas flatulencias de whatsapp y los insufribles videos del resto, y todo ello sin el más leve pestañeo.
Por ende,  este sería también el vagón encargado de acoger en sus entrañas a quienes vayan provistos de gafas o cascos de realidad virtual (que es lo que realmente nos queda por ver)".


     


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