Quien se halla detrás de unos barrotes
tiene todo el tiempo del mundo
mas un solo espacio donde gastarlo.
Quien tiene ya su lugar bajo tierra
carece de tiempo
en un solo y olvidado espacio.
Y hay, quien, disponiendo de tiempos y espacios,
no se olvida de salir siempre
con un saco de miedo agarrado bajo el brazo.
jueves, 19 de enero de 2012
lunes, 16 de enero de 2012
domingo, 15 de enero de 2012
Serie: Pensando en alto 1: Bricolaje casero
¿Por qué no dedicar una tarde de domingo
a hacer bricolaje casero, pero allí
en la fachada
y entresijos de nuestro fuero interno?
Quien se atreva
que prepare las herramientas
para esta faena:
1.- Martillo y cincel:
Puede que haya que tirar abajo
la mole de piedra
que suele cubrirnos hasta las cejas...
2.- Lijadora:
Con ella desbastaremos enquistamientos
en nuestra carcasa de serie,
vulgarmente conocida como, modo de ser...(ie). .
3.-Importante: deshacerse enseguida de todas las virutas,
Es decir, asperezas,
dobleces,
y/ o pecadillos inconfesables...
4.-Decapante:
Indispensable tenerlo a mano
si se pretende eliminar a fondo repintes y capas.
-------- A mí me dio resultado este peculiar bricolaje,
aunque reconozco que me llevó más de una tarde.
Pero cuando emergió
aquél yo descolorido, desautorizado,
un pentimenti de mi verdadera faz.
me apresuré
a darle vida
reponiendo fugitivos colores
aquí y allá.
a hacer bricolaje casero, pero allí
en la fachada
y entresijos de nuestro fuero interno?
Quien se atreva
que prepare las herramientas
para esta faena:
1.- Martillo y cincel:
Puede que haya que tirar abajo
la mole de piedra
que suele cubrirnos hasta las cejas...
2.- Lijadora:
Con ella desbastaremos enquistamientos
en nuestra carcasa de serie,
vulgarmente conocida como, modo de ser...(ie). .
3.-Importante: deshacerse enseguida de todas las virutas,
Es decir, asperezas,
dobleces,
y/ o pecadillos inconfesables...
4.-Decapante:
Indispensable tenerlo a mano
si se pretende eliminar a fondo repintes y capas.
-------- A mí me dio resultado este peculiar bricolaje,
aunque reconozco que me llevó más de una tarde.
Pero cuando emergió
aquél yo descolorido, desautorizado,
un pentimenti de mi verdadera faz.
me apresuré
a darle vida
reponiendo fugitivos colores
aquí y allá.
sábado, 14 de enero de 2012
Ignorante hasta la médula
No sabría decir si
te deseo más de lo
que quiero
o si te quiero más de lo que puedo
desear…
Y lo peor de lo mejor:
sigo ignorando aún si
me gusta más
que seas tal y como eres
o así como no eres
Y lo peor de lo mejor:
sigo ignorando aún si
me gusta más
que seas tal y como eres
o así como no eres
jueves, 12 de enero de 2012
Tengo mi dolor limpio
Tengo mi dolor
limpio de tanto lavarlo
con los puños de mis propias manos.
Lo hice día tras día.
Una y otra vez iba yo con el oscuro paño de mi pena
a las fuentes del llanto.
Lo aclaraba a conciencia y
lo tendía luego al sol
dejándolo escurrir
-sobre mis mejillas-.
Y fue así como, lentamente, se tornó
menos negro cada vez
aquél tinte
que impregnaba la tela que envolvía mi dolor
limpio de tanto lavarlo
con los puños de mis propias manos.
Lo hice día tras día.
Una y otra vez iba yo con el oscuro paño de mi pena
a las fuentes del llanto.
Lo aclaraba a conciencia y
lo tendía luego al sol
dejándolo escurrir
-sobre mis mejillas-.
Y fue así como, lentamente, se tornó
menos negro cada vez
aquél tinte
que impregnaba la tela que envolvía mi dolor
miércoles, 11 de enero de 2012
La piedad callejera a paseo
Cuando el sol tiene a bien
conceder calurosas limosnas
al sin techo,
parece que los paseantes se reserven entonces el derecho
de ser para con él
igual de desprendidos.
La piedad callejera
suele enfundarse en un abrigo
y salir más a paseo con el frío.
conceder calurosas limosnas
al sin techo,
parece que los paseantes se reserven entonces el derecho
de ser para con él
igual de desprendidos.
La piedad callejera
suele enfundarse en un abrigo
y salir más a paseo con el frío.
sábado, 7 de enero de 2012
¿Quién anda ahí?
¿Quién/es somos cada uno de nosotr@s en realidad?
Si tuviéramos que explicarlo a la luz del día
improvisando,
echaríamos mano de la técnica de la eliminación,
rebuscaríamos en nuestros bolsos,
vaciando sobre la mesa
-como antes de cruzar un escáner de la verdad, o algo así-
todo aquello que pite, que chirríe, que no nos caracterize,
y al final
voilá,
ahí aparecerá algo, seguro,
que no sabíamos cómo,
pero, ¡qué diablos!,
estaba ahí en el fondo, esperando identificarnos
sin mayores sorpresas.
Pero..., ¿y cuándo se apaga la luz?,
¿quién es el que queda ahí cuando nos vamos a acostar?
Bueno, pues a ver...
sobre la silla junto a la cama
queda toda nuestra ropa de calle
-profesión y/o trabajo y/o familia, ...-
y sus correspondientes complementos
-problemas de todos los colores, preocupaciones de todas las tallas, películas para casi todos los públicos,...-
A veces incluso hay toallas que han sido arrojadas no muy lejos de la cama
-si es que hemos tenido que claudicar en algún momento del día-
El caso es que ahí,
en medio de la oscuridad,
-estemos acompañad@s o no-
solo queda
un yo acurrucado a solas:
Que puede que se acueste vestido
-con toda esa ropa y accesorios malditos-
y entonces hará inevitable recuento de lo vivido en el día
-sin reparar demasiado en lo que ha desvivido
por haberse tenido que desvivir-
Si resulta que duerme desnudo,
ese yo solitario surcará,
tal vez, algún que otro sueño en su frágil barquita duermevela
-nada serio, quizás algún devaneo que lo mantenga a flote
o que lo lleve a cambiar de rumbo sin naufragar en el intento-.
Y así navegará hasta el puerto no tan lejano
de la vigilia
donde en pocas horas una luz le aguarda,
quizás para recordarle
que hace tiempo que solo cumple años,
no sueños.
Pero, es que
-exclamaría el difunto desde la otra orilla-
¿acaso no es ya un verdadero sueño
el poder despertar
del eterno descanso?
Si tuviéramos que explicarlo a la luz del día
improvisando,
echaríamos mano de la técnica de la eliminación,
rebuscaríamos en nuestros bolsos,
vaciando sobre la mesa
-como antes de cruzar un escáner de la verdad, o algo así-
todo aquello que pite, que chirríe, que no nos caracterize,
y al final
voilá,
ahí aparecerá algo, seguro,
que no sabíamos cómo,
pero, ¡qué diablos!,
estaba ahí en el fondo, esperando identificarnos
sin mayores sorpresas.
Pero..., ¿y cuándo se apaga la luz?,
¿quién es el que queda ahí cuando nos vamos a acostar?
Bueno, pues a ver...
sobre la silla junto a la cama
queda toda nuestra ropa de calle
-profesión y/o trabajo y/o familia, ...-
y sus correspondientes complementos
-problemas de todos los colores, preocupaciones de todas las tallas, películas para casi todos los públicos,...-
A veces incluso hay toallas que han sido arrojadas no muy lejos de la cama
-si es que hemos tenido que claudicar en algún momento del día-
El caso es que ahí,
en medio de la oscuridad,
-estemos acompañad@s o no-
solo queda
un yo acurrucado a solas:
Que puede que se acueste vestido
-con toda esa ropa y accesorios malditos-
y entonces hará inevitable recuento de lo vivido en el día
-sin reparar demasiado en lo que ha desvivido
por haberse tenido que desvivir-
Si resulta que duerme desnudo,
ese yo solitario surcará,
tal vez, algún que otro sueño en su frágil barquita duermevela
-nada serio, quizás algún devaneo que lo mantenga a flote
o que lo lleve a cambiar de rumbo sin naufragar en el intento-.
Y así navegará hasta el puerto no tan lejano
de la vigilia
donde en pocas horas una luz le aguarda,
quizás para recordarle
que hace tiempo que solo cumple años,
no sueños.
Pero, es que
-exclamaría el difunto desde la otra orilla-
¿acaso no es ya un verdadero sueño
el poder despertar
del eterno descanso?
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