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martes, 18 de abril de 2017

Pertenencias

Desde su casa de madera
ella contempla el cielo
-a esta hora de la tarde-
intentando escudriñar la noche que hará.
Su banco lo es todo: salón de estar, cocina, aseo.
En la cabecera tiene apoyado un carro de la compra con
todas sus pertenencias -protegidas por un plástico-,
y, debajo, a todo lo largo, guarda bidones de agua y un barreño. Todo estratégicamente colocado; ningún objeto sobresale del perímetro de su hogar.
En un lugar como Madrid, 
la temperatura puede bajar
drásticamente hasta 10 grados de golpe.
Pero, a pesar de que ella no tiene forma de saber con antelación el tiempo que hará,
ha logrado adaptarse -sobre la marcha- a las inclemencias que trae cada estación.
El frío es para ella combatible, el calor: soportable, la lluvia: insufrible.
Cuando alguien se acerca para donarle ropa o enseres,
ella siempre rehusa -cortésmente- el ofrecimiento:
"No, gracias, de verdad, tengo ya muchísimas cosas".

jueves, 1 de diciembre de 2016

Patas arriba

Las mujeres pertenecientes a aquella familia
cada vez que tenían que poner orden en un simple cajón
o balda (de sus respectivas casas),
se veían extrañamente empujadas
a vaciar el contenido del armario entero;
Es más, incluso podían llegar a empantanar la casa de arriba abajo.
Y todo ello movidas
por un extraño sentido del orden
ancestralmente adquirido
-que, curiosamente, todas ejecutaban por igual-,
y en virtud del cual,
colocar una parte
sin poner todo patas arriba antes,
era completamente inusual.

Safe Creative #1701300478474

lunes, 9 de noviembre de 2015

Poner rumbo

Ella bajó
a la calle acelerando el paso.
Huía del ambiente enrarecido
de la estancia.
Fue solo en busca de aire fresco
y se trajo
dos sacos llenos
en los pulmones
-fruto del rato largo de paseo-
y, además, unas cajas de cartón
recogidas a las puertas de un establecimiento chino.
Y subió con todo ello
decidida a poner rumbo  
en su vida

y cortar por la línea de puntos
...con la mente -como pocas veces-
despejada.