Mars, your no routine
for human mind
is just only a dream
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Marte, tu no rutina
en nuestra mente
es solamente un sueño
http://lasp.colorado.edu/maven/goingtomars/entry/?17082
viernes, 13 de diciembre de 2013
Sobre un grano de arroz
¿Cómo escribir una historia
sobre un diminuto grano de arroz?
Mejor susurrarla
en los arrozales
y que la lleve el viento
hasta quien quiera escucharla...
sobre un diminuto grano de arroz?
Mejor susurrarla
en los arrozales
y que la lleve el viento
hasta quien quiera escucharla...
martes, 3 de diciembre de 2013
Ropa blanca
En la isla,
al final de la tarde,
un mar -prendido de magentas- alza incansable sus brazos
para lavar en la orilla
sus prendas de ropa blanca,
ahora con un extraño color añil...
jueves, 21 de noviembre de 2013
Tasajos de nubes
Tasajos de nubes
precipitan -con su color pimentón-
la capa caída de la tarde.
miércoles, 23 de octubre de 2013
Para sentirme como en casa
Cuando llegué aquí
-para sentirme como en casa-
colgué en el recibidor
el cartel de pizarra "hier wohnt... " (aquí vive)
y puse con tiza mi nombre sobre los puntos suspensivos...
Cuando llegué aquí
-para sentirme como en casa-
dejé sobre el suelo del salón la piedra* -en forma de león-
que solo habla a regañadientes cuando le doy
algún empujoncito con el pie -sin darme cuenta-.
Cuando llegué aquí
-para sentirme como en casa-
repartí mis cuatro propiedades por el perímetro del estudio:
las sillas, la alfombra de lana naranja hecha a mano,
unos libros y el ordenador.
Y en la cocina, colgué el soplillo de esparto,
un mini delantal de ganchillo hecho por mi abuela paterna para poner cerillas...
Y sobre la mesilla, un libro miniatura de oraciones
y un enome reloj de pulsera
que me dice la hora en su lengua fosforescente
cada vez que a media noche
despierto de alguna pesadilla...
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*Curiosa piedra hallada hace años en la Ciudad Encantada de Cuenca
-para sentirme como en casa-
colgué en el recibidor
el cartel de pizarra "hier wohnt... " (aquí vive)
y puse con tiza mi nombre sobre los puntos suspensivos...
Cuando llegué aquí
-para sentirme como en casa-
dejé sobre el suelo del salón la piedra* -en forma de león-
que solo habla a regañadientes cuando le doy
algún empujoncito con el pie -sin darme cuenta-.
Cuando llegué aquí
-para sentirme como en casa-
repartí mis cuatro propiedades por el perímetro del estudio:
las sillas, la alfombra de lana naranja hecha a mano,
unos libros y el ordenador.
Y en la cocina, colgué el soplillo de esparto,
un mini delantal de ganchillo hecho por mi abuela paterna para poner cerillas...
Y sobre la mesilla, un libro miniatura de oraciones
y un enome reloj de pulsera
que me dice la hora en su lengua fosforescente
cada vez que a media noche
despierto de alguna pesadilla...
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*Curiosa piedra hallada hace años en la Ciudad Encantada de Cuenca
jueves, 26 de septiembre de 2013
En el armario
No sé como un puñado de arroz
fue a caer en el diminuto bolsillo
del almidonado chaleco de boda,
-ahora en el armario-.
Y una antigua nota manuscrita
aguardó a ser leída
en un glamuroso bolso de fiesta,
que fijó su residencia también en el armario.
Lo mismo que otros recuerdos intactos
-que no dejan de deshilacharse vivos-
ahora y siempre, en mi fondo de almario...
fue a caer en el diminuto bolsillo
del almidonado chaleco de boda,
-ahora en el armario-.
Y una antigua nota manuscrita
aguardó a ser leída
en un glamuroso bolso de fiesta,
que fijó su residencia también en el armario.
Lo mismo que otros recuerdos intactos
-que no dejan de deshilacharse vivos-
ahora y siempre, en mi fondo de almario...
lunes, 23 de septiembre de 2013
Razones oxigenadas
(¿Qué hay que hacer para...?
¿Para qué?
¿Qué hay que hacer? ¡Para!
Paro. Ya paro.)
* * *
Unas briznas de aire fresco
me llaman
desde el parque -por cuya orilla pretendía pasar de largo-.
Las briznas se me enroscan
-de arriba abajo-
Así que vuelvo atrás
solo para respirarlas.
solo para parar un rato.
Se hacen un hueco entre mis pulmones
y ofrecen solo mil y una oxigenadas razones
a mi cerebro,
que desiste entonces de pensar y repensar,
de saltar de un problema a otro.
¿Realmente todo lo que hago tiene que servir para algo?
Incluso respirar aire puro
-sin más- en un emblemático parque
lo he rentabilizado escribiendo estos párrafos
Descanso en paz.
¿Para qué?
¿Qué hay que hacer? ¡Para!
Paro. Ya paro.)
* * *
Unas briznas de aire fresco
me llaman
desde el parque -por cuya orilla pretendía pasar de largo-.
Las briznas se me enroscan
-de arriba abajo-
Así que vuelvo atrás
solo para respirarlas.
solo para parar un rato.
Se hacen un hueco entre mis pulmones
y ofrecen solo mil y una oxigenadas razones
a mi cerebro,
que desiste entonces de pensar y repensar,
de saltar de un problema a otro.
¿Realmente todo lo que hago tiene que servir para algo?
Incluso respirar aire puro
-sin más- en un emblemático parque
lo he rentabilizado escribiendo estos párrafos
Descanso en paz.
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