jueves, 21 de noviembre de 2013
Tasajos de nubes
Tasajos de nubes
precipitan -con su color pimentón-
la capa caída de la tarde.
miércoles, 23 de octubre de 2013
Para sentirme como en casa
Cuando llegué aquí
-para sentirme como en casa-
colgué en el recibidor
el cartel de pizarra "hier wohnt... " (aquí vive)
y puse con tiza mi nombre sobre los puntos suspensivos...
Cuando llegué aquí
-para sentirme como en casa-
dejé sobre el suelo del salón la piedra* -en forma de león-
que solo habla a regañadientes cuando le doy
algún empujoncito con el pie -sin darme cuenta-.
Cuando llegué aquí
-para sentirme como en casa-
repartí mis cuatro propiedades por el perímetro del estudio:
las sillas, la alfombra de lana naranja hecha a mano,
unos libros y el ordenador.
Y en la cocina, colgué el soplillo de esparto,
un mini delantal de ganchillo hecho por mi abuela paterna para poner cerillas...
Y sobre la mesilla, un libro miniatura de oraciones
y un enome reloj de pulsera
que me dice la hora en su lengua fosforescente
cada vez que a media noche
despierto de alguna pesadilla...
------------------------
*Curiosa piedra hallada hace años en la Ciudad Encantada de Cuenca
-para sentirme como en casa-
colgué en el recibidor
el cartel de pizarra "hier wohnt... " (aquí vive)
y puse con tiza mi nombre sobre los puntos suspensivos...
Cuando llegué aquí
-para sentirme como en casa-
dejé sobre el suelo del salón la piedra* -en forma de león-
que solo habla a regañadientes cuando le doy
algún empujoncito con el pie -sin darme cuenta-.
Cuando llegué aquí
-para sentirme como en casa-
repartí mis cuatro propiedades por el perímetro del estudio:
las sillas, la alfombra de lana naranja hecha a mano,
unos libros y el ordenador.
Y en la cocina, colgué el soplillo de esparto,
un mini delantal de ganchillo hecho por mi abuela paterna para poner cerillas...
Y sobre la mesilla, un libro miniatura de oraciones
y un enome reloj de pulsera
que me dice la hora en su lengua fosforescente
cada vez que a media noche
despierto de alguna pesadilla...
------------------------
*Curiosa piedra hallada hace años en la Ciudad Encantada de Cuenca
jueves, 26 de septiembre de 2013
En el armario
No sé como un puñado de arroz
fue a caer en el diminuto bolsillo
del almidonado chaleco de boda,
-ahora en el armario-.
Y una antigua nota manuscrita
aguardó a ser leída
en un glamuroso bolso de fiesta,
que fijó su residencia también en el armario.
Lo mismo que otros recuerdos intactos
-que no dejan de deshilacharse vivos-
ahora y siempre, en mi fondo de almario...
fue a caer en el diminuto bolsillo
del almidonado chaleco de boda,
-ahora en el armario-.
Y una antigua nota manuscrita
aguardó a ser leída
en un glamuroso bolso de fiesta,
que fijó su residencia también en el armario.
Lo mismo que otros recuerdos intactos
-que no dejan de deshilacharse vivos-
ahora y siempre, en mi fondo de almario...
lunes, 23 de septiembre de 2013
Razones oxigenadas
(¿Qué hay que hacer para...?
¿Para qué?
¿Qué hay que hacer? ¡Para!
Paro. Ya paro.)
* * *
Unas briznas de aire fresco
me llaman
desde el parque -por cuya orilla pretendía pasar de largo-.
Las briznas se me enroscan
-de arriba abajo-
Así que vuelvo atrás
solo para respirarlas.
solo para parar un rato.
Se hacen un hueco entre mis pulmones
y ofrecen solo mil y una oxigenadas razones
a mi cerebro,
que desiste entonces de pensar y repensar,
de saltar de un problema a otro.
¿Realmente todo lo que hago tiene que servir para algo?
Incluso respirar aire puro
-sin más- en un emblemático parque
lo he rentabilizado escribiendo estos párrafos
Descanso en paz.
¿Para qué?
¿Qué hay que hacer? ¡Para!
Paro. Ya paro.)
* * *
Unas briznas de aire fresco
me llaman
desde el parque -por cuya orilla pretendía pasar de largo-.
Las briznas se me enroscan
-de arriba abajo-
Así que vuelvo atrás
solo para respirarlas.
solo para parar un rato.
Se hacen un hueco entre mis pulmones
y ofrecen solo mil y una oxigenadas razones
a mi cerebro,
que desiste entonces de pensar y repensar,
de saltar de un problema a otro.
¿Realmente todo lo que hago tiene que servir para algo?
Incluso respirar aire puro
-sin más- en un emblemático parque
lo he rentabilizado escribiendo estos párrafos
Descanso en paz.
sábado, 21 de septiembre de 2013
En blanco y negro
Por el día la montaña era negra
y blanco el mar de nubes
a su alrededor.
Y por la noche, la montaña se cubría con
un blanco manto, cuando, por efecto de la luna,
las nubes se ponían a ennegrecer...
y blanco el mar de nubes
a su alrededor.
Y por la noche, la montaña se cubría con
un blanco manto, cuando, por efecto de la luna,
las nubes se ponían a ennegrecer...
miércoles, 11 de septiembre de 2013
La caja de gafas
Y allí estaban
-sepultadas en una caja-
todas y cada una de las generaciones de gafas
que me habían servido
a lo largo del tiempo...
Redondas, ovaladas, gigantescas,
metálicas, de pasta,
bifocales,
de lejos, de cerca...
Alguna ya sin patillas,
otras descoloridas, o sin un cristal...
Todas ellas eran muy distintas,
tanto, como cada una de las cosas
que les había tocado ver con meridiana claridad...
-sepultadas en una caja-
todas y cada una de las generaciones de gafas
que me habían servido
a lo largo del tiempo...
Redondas, ovaladas, gigantescas,
metálicas, de pasta,
bifocales,
de lejos, de cerca...
Alguna ya sin patillas,
otras descoloridas, o sin un cristal...
Todas ellas eran muy distintas,
tanto, como cada una de las cosas
que les había tocado ver con meridiana claridad...
martes, 10 de septiembre de 2013
Transparente
En la tarde plomiza, a la salida
del metro,
el edificio en torre del Hospital
parecía mostrarse a los ojos
con toda su crudeza;
como si fuera de cristal.
-de arriba abajo-
Las buenas y malas noticias
con sus lágrimas o risas,
el nerviosismo, la incertidumbre,
la agonía, muerte,
el frío y el calor sofocante,
se podían contar planta por planta...
...de aquél coloso
-hecho y deshecho-
de la naturaleza humana.
del metro,
el edificio en torre del Hospital
parecía mostrarse a los ojos
con toda su crudeza;
como si fuera de cristal.
-de arriba abajo-
Las buenas y malas noticias
con sus lágrimas o risas,
el nerviosismo, la incertidumbre,
la agonía, muerte,
el frío y el calor sofocante,
se podían contar planta por planta...
...de aquél coloso
-hecho y deshecho-
de la naturaleza humana.
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