En mi primera infancia* el olor a recreo era
el fragante aroma de un vientecillo
que quedaba suspendido en el ambiente
tras haber peinado primorosamente todos los pinos
del amplio y pintoresco patio del colegio**.
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*5 años de edad, curso académico 1974-75
**Por aquél entonces el colegio, situado en la calle Francos Rodríguez de Madrid, todavía llevaba el nombre de "Andrés Manjón". Inicialmente se llamó Grupo Escolar Francisco Giner (en honor al fundador de la Institución Libre de Enseñanza) y fue uno de los siete centros escolares del Plan de 1931 inaugurados en Madrid el 14 de abril de 1933 (...)
Los primeros años del Francisco Giner (1933-1936) estuvieron marcados por la
personalidad y los principios pedagógicos de su primera directora, María
Sánchez Arbós, que ganó en 1933 las oposiciones a la dirección de Grupos Escolares con el
número 1, que fue a elegir precisamente el Francisco Giner. (...), pues ella misma se definía como “la última discípula de Francisco Giner” (...). Sánchez Arbós trae al Francisco Giner su idea de organización de
escuela y su metodología pedagógica, impregnadas del espíritu de la ILE:
responsabilidad, respeto, cuidado por la naturaleza… La tarea no fue
fácil, pues se encontró con una abultada matrícula (...), y con los problemas de asistencia y continuidad
habituales de la época entre las clases humildes, que eran las que
mayoritariamente asistían al centro. Para paliarlo, instauró un horario
especial de forma que las chicas más mayores pudieran compaginar las
obligaciones domésticas con la escuela y no abandonaran los estudios. Convencida de que (...) la escuela debía (...) extender su radio de acción a las familias (...), comienza organizando reuniones con los padres, creando (...) una Asociación de Amigos de la Escuela,
germen pionero de las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos
modernas. Organiza la biblioteca, fomenta los trabajos manuales, el
juego, la lectura, instaura talleres de artes gráficas y bordado.
Suprimió los castigos corporales (tan habituales en aquella época), y estableció una disciplina
basada en el respeto y la tolerancia, que no permisividad. Poco a poco,
consiguió que la fama del colegio se extendiera por toda la zona, como
un centro donde se aprendía mucho y no se pegaba…. Con la Guerra Civil toda esta labor quedará truncada. En julio del 1936 el centro se convierte en una de las guarderías infantiles que se crearon para recoger a los hijos necesitados de las milicias
combatientes de las barriadas aledañas. En septiembre de 1936, (...), el
Francisco Giner abre sus puertas a un nuevo curso escolar. (...) en tiempos difíciles para la
pedagogía, algunos niños llevan gorros de milicianos, correajes e
incluso pistolas de juguete. María Sánchez Arbós trató de mantenerlos al
margen de la guerra y de la tensión política (...). El 8 de noviembre, una bomba cae en uno de
los torreones, el colegio tiene que ser desalojado y su directora
continúa las clases en la sede de la ILE. Pocos días después la columna
Durruti ocupa la escuela, estableciendo allí su cuartel; cuando regresa
unas semanas más tarde para llevarse las pocas pertenencias que le
quedaban en el centro, viendo el estado de su escuela, Sánchez Arbós
escribe en su diario: “Yo me llevo ahora mi diario, el retrato de
don Francisco, y las llaves de la escuela. ¡Triste recuerdo totalmente
ilusorio porque las puertas han desaparecido! ¡Con qué desesperación
abandono estas ruinas!"
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