martes, 10 de septiembre de 2019

Embarcada

Desde hace ya más de un mes
vivo embarcada en la ardua 
y compleja misión de generar 
el menor número de residuos plásticos posible.
Para ello he dado pequeños 
grandes pasos
como sustituir
los bricks de zumo de naranja por naranjas naturales
que exprimo relajadamente cada mañana.
Y las bebidas (que tomaba encerradas en plástico o brick)
han pasado a ser infusiones frías o tés que elaboro yo misma, como el agua perfumada de limón 
de la que siempre tengo en la nevera una jarra fresca de cristal (procedente de una cafetera antigua). 
Tampoco me he desprendido del dispensador de plástico verde que expende el lavavajillas en forma de untuosa espuma:
descubrí que sigue funcionando a la perfección,
aún mejor si cabe, 
poniendo dentro agua y un trozo de jabón casero (de aceite usado fabricado por mi madre). 
Y dos pastillas de jabón descansan en sus jaboneras
hasta nueva orden para entrar en combate
dentro de los territorios de lavabo y ducha.
Y si no hay más remedio y compro algún recipiente de plástico,
entonces no podré relevarlo sin más, 
al menos no
sin que antes haya realizado 
una segunda actividad.









No hay comentarios:

Publicar un comentario