Decido vaciar de caracolas gigantes
la pecera redonda de cristal.
Todas ellas encierran
recuerdos entre sus paredes de nácar:
unos mudos y otros...
...otros siguen siendo susurrados sin cesar.
Ahora es una pecera eléctrica
que brilla con luz propia
por efecto de la girnalda
de leds de colores
que he colocado en su interior.
Y solo queda sumida en las tinieblas
con un simple toque
de interruptor.
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