miércoles, 12 de junio de 2019

No vaya a ser que

Aquél día 
vestido de miércoles ramplón
ella acude de buena mañana al centro de salud
por un molesto cuadro de alergia primaveral.
Cuando le llega el turno,
-a pesar de estar muy acostumbrada ya a ver a su médico de cabecera sin la preceptiva bata, dejando al descubierto tupidos tatuajes bajo apretadísimas camisetas-,
no sale de su asombro
cuando lo tiene ante sí vistiendo una ajustada camisa
de impoluto encaje blanco hasta las muñecas. 

Y esa estampa fugaz la transporta con una punzada
-embotada como estaba por el inmisericorde cuadro primaveral-
veinte años atrás.
Sí, justo veinte años hacía de este día,
de aquella fecha
en la que
quien vestía de blanco y encaje era ella
por el día de su boda.  
No vaya a ser que
cayera en el olvido.



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