Relucientes abotonaduras
pajizas
destacan sobre el interminable
y agostado traje
recién cortado,
que yace sobre el suelo castellano manchego.
martes, 29 de agosto de 2017
miércoles, 9 de agosto de 2017
Pelegrina
Selena*, una joven latinoamericana
de apacible semblante,
rasgos estilizados y rubia melena,
está sentada
a la entrada de su improvisado hogar
cubierto con una amplia tela gris a modo de toldo
junto a un cajero automático.
Viste camisa blanca impoluta y todas sus prendas
cuelgan primorosamente de las cuerdas
que marcan el perímetro de su habitáculo.
Pide limosna para comprar algo
que llevarse al estómago y para la lavandería,
porque no soporta que la ropa huela mal.
No es una indigente al uso,
se hace patente su aspecto cuidado y maneras delicadas
hasta en el modo en que permanece sentada:
la postura evoca a la del monumento a la sirenita de Andersen en Copenhague.
En medio de su situación desesperada
ella prefiere creerse -dice- "una pelegrina del mundo",
como cuando se iba de joven con su mochila lejos de excursión
y así, esta realidad le parece más digerible, más provisional.
A esta hora solo piensa ya en que acabe el día:
poder aplacar un poco el estómago
y "echar el toldo" hasta mañana.
---------------------------------
*Selena. Nombre ficticio
de apacible semblante,
rasgos estilizados y rubia melena,
está sentada
a la entrada de su improvisado hogar
cubierto con una amplia tela gris a modo de toldo
junto a un cajero automático.
Viste camisa blanca impoluta y todas sus prendas
cuelgan primorosamente de las cuerdas
que marcan el perímetro de su habitáculo.
Pide limosna para comprar algo
que llevarse al estómago y para la lavandería,
porque no soporta que la ropa huela mal.
No es una indigente al uso,
se hace patente su aspecto cuidado y maneras delicadas
hasta en el modo en que permanece sentada:
la postura evoca a la del monumento a la sirenita de Andersen en Copenhague.
En medio de su situación desesperada
ella prefiere creerse -dice- "una pelegrina del mundo",
como cuando se iba de joven con su mochila lejos de excursión
y así, esta realidad le parece más digerible, más provisional.
A esta hora solo piensa ya en que acabe el día:
poder aplacar un poco el estómago
y "echar el toldo" hasta mañana.
---------------------------------
*Selena. Nombre ficticio
Suscribirse a:
Entradas (Atom)