que no se nos permite cambiar,
ni modificar, ni transformar
a nuestro antojo.
Y así nos pasamos la vida
recorriendo a velocidad de banda ancha
esa delgada línea
que es nuestra existencia,
siempre a vueltas con el tiempo;
Cuántas veces habremos corrido para tratar de llegar a tiempo
-andamos tan justos
que prácticamente todos presumimos
del hecho de no ir nunca sobrados-.
Y qué pareja no habrá dicho o hecho alguna vez
aquello de tomarse un tiempo.
Y cómo nos cuesta ser pacientes,
eso de dar tiempo al tiempo,
porque a la vez tratamos
de adelantar, de ganar, de sacar siempre,
como sea,
algo de tiempo...
Y nos encanta hacer del tiempo
sanador y depositario último de las heridas del alma.
Y poder apostar
a ver si, en racha,
recuperamos al menos una mano de tiempo perdido;
Y si la nostalgia saca la carta más alta, entonces
será que "cualquier tiempo pasado
fue mejor".
Y por ende,
el único tiempo muerto
que brilla con luz propia
es el que sale a relucir
en los partidos de baloncesto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario