En los primeros años de escuela recuerdo que cuando borraba*, lo hacía con mucha alegría, quizá con demasiada, porque disfrutaba del hecho mismo de hacerlo, era muy loco ver cómo desaparecían los garabatos del lápiz bajo el puño de mi goma; Gastaba un montón de borradores porque los utilizaba a troche y moche.
Poco después, empezó a ser un fastidio tener que hacer un uso obligado de la goma, sobre todo en matemáticas, cuando los continuos errores clamaban remedio desde la hoja del cuaderno.
Sin embargo, utilizar gomas de nata** era un aliciente, y el proceso de borrar se convertía en algo menos tedioso; Se deslizaban sobre el papel sin arrugarlo, como sí ocurría con las gomas de miga de pan, y tampoco dejaban tras de sí los típicos nubarrones de grafito. Solo cuando empleaba el lapicero con demasiado ahínco _pensando que esa vez iba a ser la buena, pero no, había que volver a borrar_, entonces sí quedaban a la vista todos los pentimenti***.
Además, las gomas de nata, desprendían aquél maravilloso, característico e inconfundible aroma, sobre todo recién estrenadas. Venían envueltas, como hoy día, en un papel celofán que las dotaba de un caché especial.
Eran las más cotizadas en clase. En el colegio el material escolar era de uso común, y los bolígrafos, lápices, pinturas de colores, rotuladores y gomas se distribuían por categorías en cestas de plástico. Cada alumna cogía los utensilios que necesitaría durante la jornada y al final del día los depositaba de nuevo en su lugar. Las gomas de nata eran las primeras que desaparecían de la cesta.
Tiempo después se popularizaron las novedosas gomas de borrar traslúcidas, de colores y aromas exóticos que una no podía dejar de oler, o al menos no hasta que se desvanecía su peculiar y atrayente aroma. Este tipo de gomas no las teníamos en clase, tampoco disponíamos de gomas para borrar tinta, ni de lápices con goma incorporada.
Sigo teniendo una confesable predilección por las gomas de borrar, las tengo de diversos tipos y tamaños, incluso una, que está muy gastadita ya, tiene unos años, pero me parece lo más, porque lleva un sacapuntas incorporado.
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* Borraba. No tiene desperdicio el artículo escrito por Seño Punk: "El día que secuestré la goma de borrar": https://entreactividadesinfantiles.wordpress.com/2016/10/05/el-dia-que-secuestre-la-goma-de-borrar/
** Nata. Las gomas que utilizábamos eran la marca Milan. Las de nata fueron creadas en 1964 y siguen siendo a día de hoy las más icónicas. (Milan es una empresa española conocida popularmente por su material de papelería, sobre todo por las icónicas gomas de borrar. Fundada en 1918 por las familias Marcó y Milán, con sede en la comarca del Bajo Ampurdán (Gerona).
***Pentimenti. En este caso entiéndase como intentonas que quedaban marcadas a modo de surcos visibles sobre la hoja.
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