Al contemplar en reposo
mi parcela de cielo
unas moscas se desplazan a cámara lenta de acá para allá
y viceversa
por el interior de mis ojos.
De pronto se unen unos puntos negros mucho más vivaces e intensos que
asurcan el cielo a velocidad de kamikaze
emitiendo su característico estruendo.
Ya están de vuelta
los vencejos.
Contemplar estas aves
es sorprender a la libertad misma y escucharla en pleno
y vertiginoso vuelo.
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