en el perímetro acuartelado del patio,
el murmullo de las abejas
se vuelve incesante, siendo su frenética actividad
la que pone sonido al limonero;
Florecido y afrutado a un tiempo,
el generoso arbolito
se encuentra a pleno rendimiento en esta época del año.
Los limones grandes y maduros
de las inalcanzables ramas,
contrastan con frutos de tamaño diverso y color
repartidos por las distintas áreas
de frondosidad.
Las llamativas flores ponen el toque
de aderezo y perfume.
Y, cuando el viento recorre con paso agitado las ramas,
siempre hay un fruto maduro que exhala un ploff
en su inesperado encuentro con la tierra firme.
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