Una pizpireta niña de nacionalidad china -de apenas tres años-
con el cabello muy negro, cortado a tazón
y ataviada con un coqueto vestido tipo peto,
va sujeta a la barra central del vagón de metro
como una banderita a su mástil.
"Bailando" al son del vaivén del convoy,
deja a la vista unos calcetines a rayas
que saludan desde la punta de sus zapatillas
un tanto descosidas...
En la otra mano sostiene un tesoro,
-una hoja con un dibujo- donde pone en negrita, "la giganta",
el nombre de la niña y la fecha del día
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