Sin tiempo ya para poder emprender desplazamiento alguno,
las terribles noticias
del inminente desenlace se iban adueñando del ambiente.
Sus tres corazones cabalgaban al galope
por el angustioso perímetro de un puño
y "en la sala de máquinas", sus mentes
buscan incansables cómo salvar la distancia
que las separa,
a una, de su querida mamá,
y a las otras dos, de su adorada abuela.
De repente, la matriarca prende una vela
y se hace la luz:
enseguida, todas supieron
-sin saber cómo-
que podían estar allí, presentes acompañando a la abuela desde la lejanía
en sus últimos momentos.
Y fue así cómo, a través del teléfono,
que un familiar apoyaba en su oído,
pudieron transmitirle
palabras de esperanza,
de valor, de cariño,
de despedida,..
Ninguna de las tres escuchó nada de vuelta,
tan solo sonoros y espaciados silencios
donde eran recogidas cuidadosamente cada una de aquellas palabras.
Entonces ella, que había estado haciendo gestos al reconocer
las voces que le hablaban,
se fue extinguiendo lentamente.
martes, 10 de julio de 2018
martes, 5 de junio de 2018
Azul
Una niña de apenas dos años,
de enrevesada melena rubia
con cascadas de rizos
en caida libre
por su frente,
observa entretenida
-desde el palco del carrito de bebé-
a la gente agolpada alrededor en el vagón de Metro.
Pronto centra su atención
en el aspecto de una joven a la que escudriña de arriba abajo.
A medida que sus claros ojillos
van recalando en el pelo, en la nariz o en el hombro de la joven,
en la blaquísima extensión de su pequeño rostro
tienen lugar rápidos y expresivos movimientos
que van de la perplejidad al dolor,
hasta quedar un tanto presos del miedo.
Y es que la chica en cuestión
¡tenía el pelo azul, varios piercings en la nariz y una extraña mascota (rata de ojos rojos para más señas) caminando por su hombro!
de enrevesada melena rubia
con cascadas de rizos
en caida libre
por su frente,
observa entretenida
-desde el palco del carrito de bebé-
a la gente agolpada alrededor en el vagón de Metro.
Pronto centra su atención
en el aspecto de una joven a la que escudriña de arriba abajo.
A medida que sus claros ojillos
van recalando en el pelo, en la nariz o en el hombro de la joven,
en la blaquísima extensión de su pequeño rostro
tienen lugar rápidos y expresivos movimientos
que van de la perplejidad al dolor,
hasta quedar un tanto presos del miedo.
Y es que la chica en cuestión
¡tenía el pelo azul, varios piercings en la nariz y una extraña mascota (rata de ojos rojos para más señas) caminando por su hombro!
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Madrid,
Metro de Madrid,
paisajes humanos
viernes, 6 de abril de 2018
Atardecer soluble
jueves, 8 de febrero de 2018
Militancias
Mientras viven los abuelos
-por muy mayores que seamos los nietos-
seguimos militando
en una suerte de bendita infancia.
Pero con su desaparición,
aquellos preciados galones
nos son arrancados del pecho
(que no del corazón).
Y en su lugar nos quedan las llaves
que abren aquellos días hermosos en el paraíso.
Entretanto, la partida continúa implacable:
el tiempo va repartiendo cartas
a los jugadores que quedan alrededor del tablero;
En unas pocas manos
hasta puede que los nietos
lleguen a ser abuelos.
-por muy mayores que seamos los nietos-
seguimos militando
en una suerte de bendita infancia.
Pero con su desaparición,
aquellos preciados galones
nos son arrancados del pecho
(que no del corazón).
Y en su lugar nos quedan las llaves
que abren aquellos días hermosos en el paraíso.
Entretanto, la partida continúa implacable:
el tiempo va repartiendo cartas
a los jugadores que quedan alrededor del tablero;
En unas pocas manos
hasta puede que los nietos
lleguen a ser abuelos.
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lunes, 22 de enero de 2018
En uno de esos
Júpiter,
esos perfectos, redonditos y amarillentos
agujeros tuyos
que, a ojos vista,
parecen símbolos de lavado para prendas delicadas,
son en realidad terroríficas tormentas
donde cabría la tierra.
Y sí,
puede que solo un buen centrifugado
a escala interplanetaria
remueva
por completo
de este insignificante planeta nuestro
todas las terribles lacras
que azotan a la humanidad.
esos perfectos, redonditos y amarillentos
agujeros tuyos
que, a ojos vista,
parecen símbolos de lavado para prendas delicadas,
son en realidad terroríficas tormentas
donde cabría la tierra.
Foto del planeta Júpiter divulgada por la NASA |
puede que solo un buen centrifugado
a escala interplanetaria
remueva
por completo
de este insignificante planeta nuestro
todas las terribles lacras
que azotan a la humanidad.
Etiquetas:
Júpiter,
planetas,
símbolos de centrifugado,
Tierra
jueves, 4 de enero de 2018
"Lojo", siempre "lojo"
La dueña de un establecimiento chino de todo a 1€
no actúa al uso.
Es digno de ver cómo se desenvuelve en el mostrador
cobrando rápidamente con la misma mano
que pasa ávidamente las páginas de la partitura que
tiene desplegada ante sí,
mientras toca la armónica con la otra.
Es más, durante su "ensayo"
parece molestarle sobremanera que le pregunten por algún artículo
o que le paguen,
porque esto la saca por la fuerza una y otra vez de
su preciado mundo musical.
Cuando, a fuerza de interrupciones,
deja por imposible la armónica,
no tiene inconveniente en ponerse a entonar
decididamente cancioncillas aquí y allá.
Aprovecho un momento de silencio
para preguntarle por el color de la suerte
en China
como ayuda para escoger un pequeño monedero y
ella responde
sin dudar un instante:
"lojo" siempre "lojo".
Aunque, al final,
un precioso estuche color "losa"
me acabó conquistando.
Cuando solté el monedero rojo, la dueña
del establecimiento se apresuró a cogerlo, le quitó la alarma
y lo apartó para quedárselo ella...
no actúa al uso.
Es digno de ver cómo se desenvuelve en el mostrador
cobrando rápidamente con la misma mano
que pasa ávidamente las páginas de la partitura que
tiene desplegada ante sí,
mientras toca la armónica con la otra.
Es más, durante su "ensayo"
parece molestarle sobremanera que le pregunten por algún artículo
o que le paguen,
porque esto la saca por la fuerza una y otra vez de
su preciado mundo musical.
Cuando, a fuerza de interrupciones,
deja por imposible la armónica,
no tiene inconveniente en ponerse a entonar
decididamente cancioncillas aquí y allá.
Aprovecho un momento de silencio
para preguntarle por el color de la suerte
en China
como ayuda para escoger un pequeño monedero y
ella responde
sin dudar un instante:
"lojo" siempre "lojo".
Aunque, al final,
un precioso estuche color "losa"
me acabó conquistando.
Cuando solté el monedero rojo, la dueña
del establecimiento se apresuró a cogerlo, le quitó la alarma
y lo apartó para quedárselo ella...
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