sábado, 20 de agosto de 2016

Recompensa multicolor

Nada más entrar a la farmacia de Celia*,
-una de las primeras boticas que hubo en el barrio-,
llamaba la atención, desde el lado izquierdo del mostrador,
una gigante y hermosa copa de cristal color ámbar
llena de gominolas** de colores.
Celia tenía por costumbre
dar un puñadito de la ansiada golosina***
para premiar la compostura
de los niños que acompañábamos a nuestras madres.
Y nosotros aguardábamos "pacientemente" el momento
de recibir en nuestras manitas
aquella dulce recompensa multicolor,
por cuya obtención
había merecido la pena el interminable rato de espera...
Una vez fuera, comprobábamos enseguida qué sabores nos habían tocado
y a golpe de vista quedaba resuelto el dilema de
qué gominola tomaríamos primero,
y cuáles intercambiaríamos entre nosotros según nuestras preferencias
la de mayor éxito era la de fresa, luego la de naranja,
la de limón, la blanca (de anís)
y la de menta -de sabor más fuerte y desagradable-
que siempre se dejaba
para el final...


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* Farmacia de Celia, hoy en manos de la Lda. Encarnación Redruello, C/ Finisterre 17, Madrid 28029
**gominolas: golosina de textura gelatinosa con sabor a frutas recubiertas de azúcar, también denominada lágrimas de goma ver curiosa explicación acerca de la lágrima de goma o su denominación inglesa gumdrop http://www.willysinas.com/golosinas/257-lagrimas-de-gominola-sabor-a-frutas.html 
***golosina: en los años 70, en España había muy poca variedad de chucherías para niños, el espectro quedaba reducido básicamente a gominolas, lanzas de regaliz rojo o negro, Palotes (caramelos masticables), Chupachups, el efímero Petazetas (granulado carbonatado que provocaba pequeños chasquidos en la boca), y Chimos (caramelos rígidos de diferentes sabores en forma de aro).



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Sentimiento martenal

A años 
luz de aquél tiempo donde
su mente estaba en procrear.
Hoy por
hoy no tenía nada que enmendar
de su infancia:
nada que corregir ni recrear.
Creo que por eso -y por otras cosas- 
su sentimiento maternal
permaneció allí,
igualmente sepultado en la raíz de aquél rojo planeta martenal.
Y sin "a flor
de piel"
que valga...

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