jueves, 28 de enero de 2016

Majestic

Me quedo con el fascinante deleite
sin refinar que ofrecen algunas cafeterías rancias
de Oporto.
Ese que supera con creces al supuesto encanto
que las guías de campo y playa 
adjudican a otros cafés de exquisito nombre
-como el Majestic-.
  [se diría que su fama haya sido cincelada
   simplemente para que uno vaya
   y pueda formar parte del recuento de sitios trofeo,  a saber   
   -yo me tomé un café ahí-.] 
Es de locos cómo puede contribuir
a la cuota de decepción que la clase turista
puede llevarse consigo
de un país, el hecho de no haber visitado todos los "allís" reglamentarios que rezan en las guías
y que, a fuerza de rezar, van a misa
Pero, si hay algo peor para un turista
es que le hagan sentir como a un vulgar forastero
al que extraer un buen dinero
por una "bañera" de café 
ramplón
por muy "majestatico" que sea.

¡Cara mediocridad!



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