lunes, 23 de noviembre de 2015

Cara de pocos amigos

Me quedo un instante mirando
fijamente a un bóxer tranquilo que pasa a mi lado
con su dueño.
Escapa a mi vista
y se proyecta en mi mente
la imagen fugaz
de aquél otro bóxer de mi infancia:
tenía cara de pocos amigos -llena de babas-
y ladraba hoscamente
asomando el hocico entre los barrotes de una verja,
delante de la que yo tenía que
pasar -sí o sí-
cada mañana para ir al colegio.
Y me daba un miedo...
Yo tenía 5 años
y llevaba una cartera gruesa extrarígida en cuero marrón chocolate
-que abultaba más que yo-.
Como no era consciente del lugar exacto
en que habrían de sorprenderme los ladridos,
siempre me sobrecogía de susto y daba un grito con salto.
Al cabo de un tiempo de sobresaltos traté de memorizar el lugar
exacto y cuando me iba acercando
a él, dejaba una gran panza de espacio
con respecto a la verja
que no me libraba del contacto auditivo con los ladridos
pero evitaba mi grito con salto...


martes, 17 de noviembre de 2015

Dolor en itinerancia

¡Cuánto dolor en itinerancia
continua!
Cuánto vacío llenando mentes perversas
a través del negro prisma
de un miserable terror calculado
que cultiva la masacre,
siembra el miedo, siega vidas, poda esperanzas...
Y todo ello en nombre de una sinrazón infame
en pos de un fanatismo
que alimenta su bajeza
y que no conoce un solo bien elevado:
porque la vida humana
es -de lejos- el más sagrado...




viernes, 13 de noviembre de 2015

Fogo lento

En Portugal
uno siente que todo transcurre sin prisa,
a fogo lento,
incluso las máquinas expendedoras de billetes de metro
siguen su propio ritmo:
ante una rápida pulsación
-motivada por la impaciencia madrileña-
la máquina reacciona
haciéndotelo pagar caro,
porque te expide de pronto un billete de 35€
por haber tratado de acelerar el proceso
de emitir un billete simple.


martes, 10 de noviembre de 2015

Despertar en Oporto

Sin fallar un día,
la contundente intermitencia de carcajadas
fabricadas por una gaviota reidora
me trae hacia la luz
del despertar en Oporto.
Abro los balcones de madera blanca y marco de piedra
y la brisa portense
me apercibe de donde me hallo;
Y lo hace sin pretensiones
ni quebrantos,
a modo de bellísimo fado
que va calando dentro.
Despacio.




lunes, 9 de noviembre de 2015

Poner rumbo

Ella bajó
a la calle acelerando el paso.
Huía del ambiente enrarecido
de la estancia.
Fue solo en busca de aire fresco
y se trajo
dos sacos llenos
en los pulmones
-fruto del rato largo de paseo-
y, además, unas cajas de cartón
recogidas a las puertas de un establecimiento chino.
Y subió con todo ello
decidida a poner rumbo  
en su vida

y cortar por la línea de puntos
...con la mente -como pocas veces-
despejada.





jueves, 5 de noviembre de 2015

De igual a igual

Entre un
mar de nubes que contemplo -de igual a igual-
desde las alturas,
impreganada de azul
surco a gran velocidad corrientes de blancos vahos
que van y vienen,
y nubes ya instaladas
que van siendo superadas por el ala del avión
y devoradas ávidamente
por unos ojos
dispuestos a llenar sacos 
de recuerdos
variopintos... 



miércoles, 4 de noviembre de 2015

En medio de la noche fría

Sepultada bajo las sábanas,
en medio de la noche
fría,
mis manos heladas
comunican su baja temperatura
a las muñecas y luego al brazo 
hasta llegar al hombro,
y eso a la velocidad del terrón de azúcar que,
humedecido por una esquina,
acaba empapándose entero.