jueves, 27 de agosto de 2015

Olas cuadradas

Sentada junto a una orilla
de cemento, en medio de la ciudad, 
contemplo un mar ficticio
de olas cuadradas.
Cuadradas por efecto
de las baldosas sobre las que discurre
el agua,
que se precipita a lo largo de un terraplén que da acceso
al aparcamiento subterráneo* aquél.
Escucho el estruendo de su incesante murmullo
y ¡ay!, qué de pensamientos confusos
distingo,
por las marchas forzadas
de un motor,
que solo calla,
cuando el vigilante nocturno
apaga el mecanismo
hasta mañana.
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*aparcamiento subterráneo en la Calle Sacramento (Madrid)





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