jueves, 12 de febrero de 2015

Un buen trago de niñez

Nunca se ha separado de mí
aquella mítica colección
de cuentos populares
-un tanto castigada por las interminables relecturas-
que llenaban aquellas míticas tardes de mi infancia.
Ahora, como cada vez que vuelvo a tenerla entre mis manos,
abro uno de sus legendarios tomos, por cualquiera de sus
páginas bellamente ilustradas,
Y lo primero que hago -instintivamente-
es echarme de golpe un buen trago de niñez
-al olfato-;
Con los ojos bien cerrados traigo de vuelta a aquella
niña de pocos años
y cuando los abro, me gusta ver cuán cómodamente sigue transitando ella
por su mundo
de requetesabidas historias de héroes y villanos...


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