No sé como un puñado de arroz
fue a caer en el diminuto bolsillo
del almidonado chaleco de boda,
-ahora en el armario-.
Y una antigua nota manuscrita
aguardó a ser leída
en un glamuroso bolso de fiesta,
que fijó su residencia también en el armario.
Lo mismo que otros recuerdos intactos
-que no dejan de deshilacharse vivos-
ahora y siempre, en mi fondo de almario...
No hay comentarios:
Publicar un comentario