jueves, 7 de marzo de 2013

A los pies de los caballos

Día lluvioso; en los Jardines de Sabatini
meto los pies en el barro.
"Tarde para volver sobre mis pasos",
así que huyo del fango a lomos
de un intermitente séquito de pétreos bancos.
De pronto, dos caballos
-que bebían apaciblemente de un charco-
me cierran aún más el paso.
"Pues sí que he elegido bien el camino".
Al salir del recinto, más que el barro en las suelas
me pesa el no haber sabido el nombre de aquellos caballos


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