Al finalizar cada jornada me detengo -con mis vagones de carga-
en tierra franca
para pasar la aduana
en la frontera del día que acaba.
Es el momento de decirle
al otro
si tengo algo que declarar;
Por pequeño que sea,
da igual,
lo saco fuera.
Así pesa menos luego el
equipaje que llevo
cada día a lo largo de cada estación
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