Desde hace una temporada
vivo confortablemente des-h-orientada.
Es decir, paso de mirar la hora
atenazadora que marca
aquellos instintos que, hoy por hoy,
yo ya doy por extintos...
Hubo un tiempo, en mi juventud inmediatamente anterior,
en que necesitaba vivir pendiente del reloj...
llegó la hora
y me casé
llegó la hora, y me quedé embarazada
-dos veces-.
Ahora vivo sencillamente en el feliz tiempo presente.
Sigo adelante, des-h-orientada por un buen sendero
disfrutando del camino que transito
sin tener que llegar a tiempo a tal o a cual puerto
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